Todos tenemos momentos tristes. Aquellos momentos en que creemos que todo esta mal, cuando somos dejados de lado, donde nos sentimos solos, desdichados. Solos con nuestros propios problemas. Cuando pensamos que nadie pasa por la misma situación y que todos tienen una vida sencilla comparada a la nuestra. Esos momentos que comúnmente llamamos depresión.
Pero aun cuando estamos en esos momentos en los que estamos totalmente afligidos buscamos de una manera desesperada la felicidad. Salir de ese hoyo donde nos hemos metido. Buscar la manera de alegrarnos la vida, de cambiar de rumbo, de volver a soñar y creer, de ver todo desde una perspectiva nueva y diferente.
Tenemos que aprender a darnos cuenta que no estamos solos. Ocupar un poco mejor nuestro tiempo dejando de pensar en nuestros propios problemas, en nuestras propias inquietudes, dejar de pensar en nosotros mismos. Dejar de ser seres egoístas. Pensar en los demás, ellos también tienen dificultades de las cuales salir, sin un amigo que los pueda ayudar, aconsejar o acompañar a lo largo del camino.
Todos somos egoístas. Pensando antes en nosotros mismos, nuestras propias dudas y en nuestros propio sentimientos, no los del resto.
Nadie dijo que la vida sería justa, nadie dijo que la vida sería fácil, muchos de nosotros no nos damos cuenta de todo lo que tenemos y desperdiciamos. Enfocándonos en lo malo y no en lo bueno. Viendo defectos y no virtudes. Viendo problemas. Pidiendo y pidiendo no contentándonos con lo que tenemos. Dándole valor a lo material. Creyendo que nuestro cuerpo vale más que nuestra alma. ¿O acaso no es así?
No pensemos en los problemas, no pensemos en las dudas, no pensemos en las deudas, no pensemos en el dolor. Veamos las cosas buenas de la vida, para lograr ser felices. Solo el ver el cielo es una razón para sonreír, no desperdicies ninguna oportunidad de sonreír, de vivir, de ser un poco más felices. Si todos sonriéramos el mundo sería grande. Si todos fueran buenos, no habrían guerras, no habría nada malo. Pero no se puede en este mundo lleno e malicia. Un mundo perfecto es imposible.
Hay que sonreír. Reír en cada momento que podamos. Reír pinta el mundo de colores, disipa lo gris.
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